En esta entrevista con la revista Niñez Hoy, el español Rafael Bisquerra, presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar (RIEEB, rieeb.com), catedrático emérito de la Universidad de Barcelona y reconocido investigador, ahonda en la crisis de la salud emocional en la niñez y el rol que cumple la educación para potenciar la llamada “consciencia emocional” desde la primera infancia.  

 Para comenzar, ¿cómo define usted qué es una emoción?

 “Una emoción es una respuesta compleja del organismo ante los estímulos que recibimos continuamente del entorno. Una emoción tiene una triple componente: neurofisiológica (taquicardia, hipertensión, sudor, rubor, piloerección, secreción de hormonas y neurotransmisores); comportamental (la cara expresa las emociones que sentimos); y cognitiva (podemos tomar consciencia de nuestras emociones y ponerles nombre). Con la participación de la voluntad podemos regular nuestras emociones, lo cual significa alargarlas, acortarlas, transformarlas, intensificarlas, atenuarlas, etc. Según las decisiones que tomamos con nuestras emociones, de esto dependen las relaciones con otras personas, la convivencia, la violencia y el bienestar. De ahí la importancia de la educación emocional”.

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