Nuestro país permanentemente se ve expuesto a situaciones de emergencias y desastres tales como terremotos, aluviones, inundaciones, incendios, entre otras; situaciones que afectan emocionalmente a una parte importante de nuestra población, por lo que en las comunidades educativas también se produce un impacto y afectación, donde los niños y niñas se ven especialmente vulnerables frente a estas situaciones.
Si bien las situaciones de emergencias y desastres no se viven de la misma forma, es evidente que en todas las personas producen un impacto, tanto a nivel individual, familiar y social.
Desde los inicios, la JUNJI ha estado acompañando y apoyando con diversas estrategias y dispositivos en los distintos tipos de situaciones de emergencia y desastre que se presentan, con el fin de conformar una comunidad educativa protectora, que acompañe y entregue seguridad especialmente a niños y niñas.
Por ello, la planificación y preparación adecuada para el cuidado y protección de la salud mental de las personas previo a que ocurran las situaciones de emergencias y desastres es tremendamente relevante, esto nos exige nuevos desafíos, nuevos aprendizajes y nuevas oportunidades para potenciar los vínculos afectivos con quienes nos rodean; nuestras familias, amigos, compañeros y compañeras de trabajo y principalmente con los niños y niñas de las unidades educativas.
Dado lo anterior, a continuación, se presentan algunas orientaciones y dispositivos de apoyo para brindar acompañamiento socioemocional a los niños y niñas desde las unidades educativas de JUNJI posterior a una situación de emergencia y desastre. Este apoyo es transcendental para brindar seguridad y protección durante el proceso de retorno al jardín infantil, considerando que los equipos educativos son figuras significativas para los párvulos y favorecedores de ambientes bientratantes y que los jardines infantiles constituyen un espacio seguro que permite a niños y niñas comenzar a reestablecer sus rutinas y horarios y les otorga la posibilidad de un contexto más esperanzador.
Recomendaciones generales para los equipos educativos de los jardines infantiles
- Después de una situación de emergencia o desastre, no es posible reiniciar las actividades pedagógicas como se realiza de manera habitual, ya que es importante generar espacios y actividades que reconozcan y acojan las experiencias y emociones de todos los miembros de la comunidad educativa.
- Mantenerse informada/o de fuentes formales de comunicación, ya que muchas veces circula información errónea o no confirmada, lo que puede desorientar al equipo.
- Realizar reuniones de equipo para compartir las aprehensiones con respecto a la emergencia o desastre, su rol dentro de esta situación y organizarse para acoger a los niños, niñas y sus familias.
- Se sugiere planificar en conjunto como equipo educativo, el acompañamiento pertinente a realizar frente a la situación de emergencia o desastre, considerando la situación particular de cada funcionaria del equipo, sus recursos individuales y sus necesidades.
- Se sugiere realizar espacios permanentes para evaluar el acompañamiento educativo realizado a niños y niñas y realizar los ajustes correspondientes, considerando la autorreflexión del equipo educativo respecto a cómo se sienten y qué necesitan para el cumplimiento de su rol.
- En caso de ser necesario, buscar apoyo en las redes locales y equipos asesores de la institución.
- De considerarse necesario, realizar reuniones con las familias y apoderados, con el fin de brindar un espacio en donde se pueda compartir las vivencias y preocupaciones, incentivar el trabajo de apoyo entre las familias o cuidadores y otorgar tranquilidad respecto del cuidado de los niños y niñas en la unidad educativa.
Recomendaciones generales para el trabajo con niños y niñas en los jardines infantiles
- Para acompañar a niños y niñas en situaciones de emergencia o desastre, es crucial considerar la particularidad de cada párvulo, ya que no todos van a vivenciar la situación de la misma forma y tampoco van a expresar lo que les pasa, sienten y necesitan de la misma manera.
- Considerar para el acompañamiento pertinente las consecuencias que la situación de emergencia o desastre ha traído para el niño o niña y su familia o cuidadores, como por ejemplo pérdidas humanas y materiales, entre otras.
- Favorecer un ambiente armónico, cómodo, seguro y acogedor, propiciando la cercanía, vínculos afectivos y de confianza entre niños, niñas y adultos.
- El énfasis pedagógico más importante es el vínculo afectivo con niñas y niños, dando respuestas oportunas a sus necesidades, brindándoles espacios de acogida, seguridad y expresión libre, lo que favorecerá la generación de confianza en los niños y niñas.
- Promover espacios de conversación con los niños y niñas en donde puedan expresar sus experiencias, lo que sintieron y sienten respecto de lo que está pasando, y sus inquietudes, favoreciendo siempre la expresión espontánea, de modo de no presionarles a que cuenten, detallen y/o repitan la experiencia vivida.
- Responder a todas las preguntas e inquietudes de niños y niños de manera acotada, concreta y con un lenguaje sencillo y comprensible de acuerdo con su etapa de desarrollo; manteniendo una actitud de escucha activa y empática, validando sus emociones, otorgando calma y seguridad en todo momento.
- En caso de que surjan temas o juegos que contacten a los niños y niñas con emociones como la tristeza y el miedo, es importante validarlas y acogerlas, favoreciendo así la disminución de su ansiedad, conteniendo a los niños y niñas que lo requieran, con calma y tranquilidad, considerando que la forma en que el adulto significativo reaccione frente a las expresiones emocionales producto de la emergencia o desastre es fundamental para la recuperación socioemocional de los párvulos.
- Es fundamental ser sensibles y capaces de resguardar sus derechos en todo momento, observar a cada niño y niña, identificar sus señales, sus emociones, interpretarlas y atenderlas.
- Frente a situaciones de emergencia o desastre, generalmente los niños y niñas expresan su inquietud a través de diferentes conductas (por ejemplo, irritabilidad o desregulación emocional, no querer separarse de su familia, retraimiento, cambios en el control de esfínter, entre otras). Si bien estos episodios pueden ser un desafío para los adultos, es preciso que procuren mantener la calma en todo momento para así poder transmitirla también a los niños y niñas. A su vez, es importante que soliciten ayuda a otros miembros del equipo educativo si se sienten sobrepasados por la situación.
- En caso de ser necesario, se sugiere realizar algunas estrategias regulatorias o de calma en el espacio educativo, que favorezcan el bienestar del niño o niña, considerando sus particularidades, por ejemplo a través de ejercicios de relajación, respiración, yoga infantil, atención plena, entre otras estrategias para ayudarlos a recuperar su tranquilidad.
- Estar alerta si los cambios conductuales y/o emocionales aumentan, se intensifican y/o se mantienen por mucho tiempo, ante lo cual se sugiere conversar con la familia del niño o niña para pedir ayuda especializada al personal de salud y/o a las redes de apoyo cercanas a la comunidad.
- Estar alerta a relatos o indicadores de presunto maltrato infantil o vulneración de derechos para activar los protocolos correspondientes oportunamente.
- Flexibilizar el diseño de las planificaciones de aula de acuerdo con las necesidades e intereses de las niñas y niños.
- Promover experiencias educativas y múltiples oportunidades para que expresen libremente sus emociones, a través del juego, actividades artísticas, de corporalidad y movimiento, lectura de cuentos, títeres, entre otras.
- Mantener una comunicación fluida y cotidiana con las familias o cuidadores, con el fin de compartir información relevante de los niños y niñas tanto en el contexto familiar como educativo y de compartir estrategias de acompañamiento para el niño o niña de acuerdo a sus propias necesidades y particularidades.