Cada inicio de año nos brinda la oportunidad de conocer a las nuevas familias que se integran a los jardines infantiles y unidades educativas, quienes tienen distintas fortalezas y características. Los programas educativos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI, se constituyen en espacios de encuentro para grupos familiares con diferentes características y donde se promueve la inclusión y la participación.
A continuación, te entregamos algunos consejos para una convivencia centrada en una educación humanizante, inclusiva e integral, donde la clave está en la construcción de nuevos vínculos por medio del diálogo abierto.
Consejos para acoger a los nuevos niños, niñas y sus familias:
Cuando una familia ingresa por primera vez al jardín infantil, requiere de un período de acogida. Es importante que haya una persona del equipo educativo con quien los apoderados puedan conversar para conocer las dinámicas y rutinas del jardín, intercambiar información cotidiana y significativa sobre su hijo o hija y familia; e invitarlos a conocerse con el resto de la comunidad educativa.
Es muy importante invitar a las familias que recién ingresan, a conocer el proyecto educativo institucional y que se informen sobre el funcionamiento del jardín y quienes lo conforman. También, generar espacios donde cada uno pueda hablar y compartir sus aportes.
Estos son los primeros pasos para construir una relación de confianza entre el jardín infantil y la familia, como partes de una misma comunidad educativa que se constituye bajo una convivencia democrática, donde el reconocimiento y la valoración al otro son primordiales. La familia y el equipo educativo actúan juntos corresponsablemente como educadores en los diferentes espacios en los que se desenvuelve el párvulo: hogar, jardín infantil y barrio, principalmente. De esta forma, es importante estar alineados y tener un diálogo fluido, en donde se ponga como centro al niño y la niña.
La participación de las familias en el proceso de adaptación de sus hijos es esencial. Son los apoderados —madres, padres, abuelos, etc. — quienes explicarán la forma de ser, rutinas, hábitos e intereses de cada párvulo, para que así el equipo educativo pueda recibirlos y acogerlos de buena manera. A través de preguntas como: ¿Con qué objetos le gusta jugar? ¿Cuáles son sus horarios de alimentación? ¿En qué posición duerme habitualmente? ¿Qué le gusta hacer?; etc. será posible familiarizarse con los nuevos niños y niñas que ingresan.
Asimismo, es clave que durante este tiempo, la familia participe activamente y tenga las puertas abiertas del jardín infantil en distintos momentos de la jornada, lo que ayudará a cultivar la confianza y que los niños y niñas se vayan adaptando.
La búsqueda de encuentros en lo cotidiano también ayuda a profundizar este vínculo. Desde el recibimiento en las mañanas o la despedida al término de cada jornada, como la planificación del tiempo para encontrar espacios de reunión, o escribirse diariamente en la libreta de comunicaciones e invitarlos a participar en las actividades educativas, son acciones que generan una buena convivencia.
Por otra parte, la elaboración o actualización del proyecto educativo institucional o plan anual del jardín infantil es una herramienta que permite unir a la comunidad educativa en torno al diálogo. Pues construir sentidos compartidos respecto de las mejores condiciones de educación y bienestar integral para los niños y niñas, convoca el sentido de comunidad.
Diversidad e inclusión:
Chile es un país que se abre a la diversidad cultural, como parte de la globalización y el desarrollo. Por lo que cada vez es más habitual que nuestras comunidades educativas se conformen por familias de diferentes orígenes y culturas, que sin duda enriquece y aporta a la educación.
El idioma, los modismos propios de cada lengua y las diferentes costumbres pueden resultar primeramente como un obstáculo para la comunicación y construcción de vínculos. Pero estas barreras se disolverán en la medida que cada uno ponga de su parte para poder comunicarse y conversar abiertamente, tenga el foco en el bienestar de los párvulos y la inclusión sea el pilar educativo.
Por otra parte, el concepto de familia ha ido cambiando. No hay un modelo único, sino que diversas experiencias de familias, cada una con sus propias riquezas y aportes. Por lo que, es necesario abrirse a la experiencia de conocer al otro desde lo cotidiano, sin prejuicios ni estereotipos, y promover la participación de todos y todas, en favor del bienestar integral de la niñez.
Para reflexionar:
La relación de vínculo que se genera con quienes ingresan por primera vez a la comunidad educativa es la base para hacer en conjunto la educación que se sueña.
Te invitamos a reflexionar: ¿Cómo podríamos seguir mejorando nuestro proceso para familiarizar, acoger y vincularnos cotidianamente con niñas, niños y sus familias?