Lo primero que sorprende al entrar al Jardín Infantil “Naranjín” de la comuna de Los Andes, región de Valparaíso, es lo recurrente que es en sus pasillos, en sus salas y patios el encuentro con maneras de ver el arte y los estímulos que hay en cada espacio para pintar, cantar y crear. Su directora, la educadora de párvulos Nora Arellano, cuenta que los 98 niños y niñas que atienden, aprenden jugando a ser artistas y se acercan de manera cotidiana a diferentes expresiones. “No escuchamos cueca solo en septiembre, sino que nos familiarizamos con ella todo el año”, explica, mientras en las paredes se contemplan obras de Kandinsky y Picasso, y en la radio se escucha a guitarrear a Roberto Parra.
De esa necesidad de los niños por expresarse de diferentes maneras —sobre todo en los primeros años de vida— surgieron en este jardín, academias para que los niños pudieran canalizar estas inquietudes y su espíritu creador, propio de ellos. “Tenemos academia de danza, academia de pintura, academia de literatura, las que hemos ido desarrollando de acuerdo a los tiempos de las familias y a la dinámica del jardín, hay talleres en donde todos están integrados: padres, madres y la comunidad y hay talleres que se realizan en cada nivel. Todo esto se ha ido desarrollando de manera transversal para que sea parte de todos los niveles. A ellos les gusta mucho trabajar este tipo de habilidades y de espacio, incorporando el arte y la cultura”.
Reconociendo a Van Gogh y Dalí
Desde hace 15 años que esta directora se propone que el arte sea parte de la vida de los niños y niñas de este establecimiento, y no solo algo para los adultos. Con ese objetivo, desarrolló distintas estrategias. “El arte ha salido de los museos y se ha quedado con los niños y niñas de la JUNJI. Trabajamos colaborativamente con nuestro Museo Arqueológico de Los Andes, que queda cerca al jardín. Los niños de niveles medios visitan todos los años este museo. Y todo lo que ven en arte rupestre, después lo traducen en expresiones artísticas”, explica la educadora, quien también ha acercado a los grandes pintores a los párvulos. “Ellos reproducen desde obras de Van Gogh, por ejemplo, así como también artistas chilenos”, comenta.
Cuenta que las iniciativas que ha emprendido con su equipo tienen éxito porque ponen en el centro los intereses de los párvulos. “Sus intereses son tomados en cuenta, sus aprendizajes previos son recibidos y puestos a disposición de ellos mismos, nosotros actuamos como mediadores de este conocimiento, y tratamos de implementarlo lo mejor que podemos”, reflexiona esta educadora con casi 30 años de trayectoria, que comenzó su vocación docente en el jardín infantil “Rayito de Luz” de la misma comuna.
¿Los resultados? Los niños que asisten, a su corta edad, reconocen a protagonistas de la historia del arte como Van Gogh o Dalí y han desarrollado la estética. “Veo que desarrollan su creatividad y su gusto estético. Porque no es la idea saturar de elementos visuales que puedan impactarles de forma negativa, sino por el contrario, que ellos aprendan y busquen su gusto estético, paulatinamente y desde la sala cuna”.